DETRAS DEL PODER. Carmelo Vargas hecho realidad

José Antonio López Sosa

Todos nos sorprendimos cuando en la película de Luis Estrada, «La Dictadura Perfecta», al final el protagonista, el gobernador Carmelo Vargas constituía una alianza entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) para contender por la presidencia de la república.

En aquel momento causó hilaridad, ¿cómo se unirían los tres partidos –entonces– más fuertes para postular un candidato?, ¿sería que los poderes fácticos serían capaces de doblegar ideologías, principios y postulados?.

A unos meses de la elección intermedia de 2021, este hecho está convirtiéndose en realidad, sin la figura de Carmelo Vargas, sin un candidato presidencial pero en varios sitios se considera la opción de aglutinar a estos tres partidos para contender electoralmente.

¿De qué habla esa decisión?, más que gestar un voto útil contra MORENA, denota la crisis en la que los tres partidos están, incapaces de generar nuevos liderazgos o proveer de confianza al electorado.

No entiendo cómo acomodarían sus intereses en dado caso que lograran la alianza en todo el país y fuesen ganadores en la elección legislativa, ¿cómo atenderían cada interés particular en sus cúpulas?, ¿cómo armarían una agenda común?, parece más hambre de poder y demagogia que democracia.

Tan demagogos los del poder (MORENA) como los de la oposición (PAN-PRI-PRD en alianza).

No hay relevo generacional, no hay nuevas caras ni nuevos proyectos, tan sólo es la lucha del poder por el poder mismo, los discursos están desgastados, las figuras viven perseguidas por su pasado y no hay forma que veamos un verdadero cambio sin remitirnos a personajes del pasado –incluyendo los miembros de la 4T–, resulta esto un desastre para la incipiente democracia mexicana.

Es surrealista que el personaje ficticio de Carmelo Vargas esté llegando a la realidad política del país. Apuntes a nuestro subdesarrollo.

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